EL ARTE
NEGRO
El
reconocimiento del “arte negro” tiene a la vez el carácter de una exploración y
el de un escándalo. En 1871, el Dr. Schweinfurt descubrió fortuitamente, en
África central, figuritas esculpidas cuya perfección le impresionó, y se dedicó
a coleccionar, estudiar y dar a conocer la producción de los artesanos y
artistas africanos; en 1875 publicó Artes Africanas. Más tarde, Leo Frobenius
proseguirá el descubrimiento sistemáticamente: se le debe, entre otras aportaciones
decisivas, el primer estudio dedicado a las máscaras negras (1898). Pero las
“curiosidades” africanas no se impusieron a la atención de un público amplio
sino por impulso de ciertos pintores fauves y cubistas, y escritores
(Apollinaire, Blaise Cendrars). Desde 1918 el entusiasmo por las “esculturas
negras” adquirió un cariz provocativo y renovador.
La
calificación del negro como no color tenía sus detractores como por ejemplo
Auguste Renoir, que no solo estaba en contra sino que opinaba que el negro era
el rey de todos los colores. También Van Gogh (considerado uno de los primeros
pintores expresionistas) opinaba diferente; su hermano, la única persona que
creía por entonces en su pintura, le dijo en una de sus cartas que no debía
usarlo. Van Gogh le contesto así: “No, el negro y el blanco tienen su razón y
su significado, y quien los suprime no tiene nada que hacer en la pintura”.

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